miércoles, 6 de agosto de 2014

Andilla


Casi un mes después de la última aventura abordo hoy otra ruta grandiosa. Hace unos años esta ruta hubiera sido impresionante con las enormes arboledas de los montes cercanos. Hoy, con el incendio de hace 2 años metido en cada rincón de esta sierra se hace difícil y cruel atravesar un paisaje asesinado y que aun así no deja de mostrar bellos rincones, qué hubiera sido con todo un pinar cubriendo de vegetación las montañas. Vamos al tema.

Llevo algunas semanas con ciertos pensamientos que bullen en mi cabeza y con un estrés creciente del que intento liberarme a golpe de pedal, pero cuesta arriba algunos de estos pensamientos pesan menos y suben conmigo; los que logro despejar se quedan en la parte baja de la montaña y consiguen atraparme cuando bajo, así que me libro de pocos de ellos y la tensión va en aumento día a día, pero voy a intentar librarme de ellos.
Cargo el coche y salgo hacia Andilla atravesando las quemadas montañas, tomo el último desvío hacia La Pobleta y allí busco la fuente de la Tejería. 

Un bonito paraje que me servirá para comer a la vuelta de la ruta. Ya sobre la bici hago la brutal bajada hacia la aldea de La Pobleta, un tramo corto pero de una intensidad brutal si tienes que subirlo en la bici, no será el caso así que respiro aliviado ante este hecho. Antes de llegar al pueblo giro a la izquierda por un camino que pasa junto a la piscina y continúa ya en subida hacia la Cruz de la Horca, dejando a cada lado de la montaña, La Pobleta al oeste y Andilla al este. De ahí un sendero baja, por el camino real, hacia el molino viejo y el puente medieval. 

Tras el puente el camino sube hacia Andilla en un estado algo penoso, tanto que en ciertos momentos llega a desdibujarse entre pedruscos y hierbajos que crecen sin control y ciegan el camino. La última rampa, una vez localizado el camino es un tanto dura pero cortita, así que nada importante. Me adentro en el pueblo callejeando hacia la iglesia. Un enorme campanario corona la iglesia y sirve de guía para no perderse. En la parte alta del pueblo la redonda ermita de Santa Inés confunde sus formas con la pétrea cima de la montaña que también alberga los restos del castillo de origen musulmán. 

Una bella estampa que me obliga, tras cruzar el puente a detenerme, mirar atrás, contemplar el entorno y decidir que es un buen lugar para almorzar y recargar fuerzas para la subida que me espera. Almuerzo entre sol y sombra con la compañía de un vecino del pueblo que me cuenta historias de la guerra, del frío que hacía antes, del brutal incendio de agosto del 2012 y del tiempo que lleva sin llover; un viejo archivo de recuerdos y anécdotas que ameniza mi fugaz estancia en el pueblo y que me llevo de recuerdo para rumiar otras cosas en la lenta subida. Fin del bocata, despedida y emprendo la subida junto a unas casas que es donde antes estaba el antiguo lavadero, según me dice este vecino, el nuevo y moderno por lo visto nada tiene que ver. El camino sube hacia el cementerio, y no me extrañaría que alguno, después de la subida decidiera entrar. Pero el camino sigue subiendo, y las vistas se van magnificando a medida que se gana altura. 

Por suerte el firme, en buenas condiciones permite una marcha tranquila y a buen ritmo, solo roto por las paradas fotográficas para captar buenas instantáneas del pueblo o más trágicas del paso del incendio, que sin llegar a arrasar todo a su paso en esta parte sí que dejó un rastro de desolación tremenda, no es lo mismo que cuando venía por la carretera pero el nudo del estómago no me lo quita nadie. 

También tengo vistas sobre la ermita de Bardés, que visitaré al otro lado del valle. 

Sigo hacia arriba entre curvas y contra curvas del camino y algún que otro tramo más duro pero sin llegar a ser nada importante. 

Llego a un pequeño depósito a la derecha y ahí comienza la bajada hacia Canales. Una bajada sin mucho desnivel pero constante y que te hace ganar velocidad progresivamente. Obtengo una buena panorámica de la aldea y paro a hacer una foto; al ponerme en marcha consulto en GPS para ver por donde entro al pueblo y sorpresa… el “treki” no está. Debe de haber salido volando en algún punto de la bajada. Pues nada, 2.5Km. que tendré que retroceder con los ojos bien abiertos hasta el punto donde he terminado la subida, que es el último sitio donde lo he consultado. La subida, centrando mi atención en la parte derecha del camino no sirve de nada, bajo despacio fijándome también en la parte derecha para completar todo el camino, otra vez agua. Inicio otro ascenso, ahora más meticuloso y fijándome ahora en el lado izquierdo para así peinar los dos lados del camino de subida y de bajada. Al final, casi a media subida lo encuentro detrás de unos grandes romeros que me lo tapaban antes en la bajada y ahora, desde este lado se ha hecho visible. Tras una primera inspección en la que no detecto ningún problema sigo adelante, pero con más de una hora de retraso. Cruzo Canales y bajo por el GR10 hacia el encuentro del GR7 que sube de Bejís. Giro a la derecha para seguir por el GR10 hacia la fuente del Señor. 

Lo que en principio parecía un camino pronto empieza a estrecharse hasta convertirse, en algunos tramos en una senda, con mucha inclinación en algunos tramos y con alguna piedra suelta, pero sobre todo tierra suelta que dificulta el agarre de las ruedas en frenada. Un tramo técnico pero que se puede superar sin excesivas dificultades, o echando pie a tierra para mayor seguridad en algún punto concreto. El tránsito junto al barranco me lleva hasta el área recreativa de la fuente del Señor. Pero unos metros más abajo, siguiendo ya por la pista, llego hasta el desvío que baja a la fuente. 

El paraje es una preciosidad, cobijado junto a unos muros de la montaña y expuesto a la corriente del barranco que crea un pequeño salto de agua hacia una poza que habrá conocido tiempos mejores, tanto por la cantidad del agua como por la limpieza de esta, que con las pocas lluvias se ve estancada y sucia. Un pequeño descanso y algunas fotos después continúo por el camino en bajada hacia Andilla. Veré algún poste indicando cómo llegar al pueblo, yo sigo por el camino buscando el giro a la derecha que me ponga mirando para arriba, hacia la ermita de Bardés que es hasta donde tengo que llegar. No tardo en encontrar el desvío ni en empezar a notarlo en las piernas. 

El calor de justicia se ceba conmigo en este tramo de subida lenta y tortuosa con algunas rampas intensas y largas que se agarran bien. Todo bloqueado y aun así no logro que la bici avance a un ritmo constante ni alegre. Dos kilómetros y medio después al 10 por ciento de desnivel medio llego arriba, junto a la ermita a conectar con el camino por el que GR10 llegaba hasta aquí.

Llego hasta la ermita para ver la bonita construcción que se enclava en un mirador privilegiado sobre el valle de Andilla. Casi por encima de Andilla la figura del Cerro Simón y los molinos eólicos. Hago aquí un apaño para sujetar el GPS y que no se caiga más pues ahora toca la parte de la bajada. Y con la hora que es voy a buscar una alternativa que según los mapas no me quedaba clara. Dejo atrás la ermita y continúo el camino hacia el oeste. 

Poco después llego a una zona de cinglos en los que se oyen y se ven las rapaces sobrevolar las escarpadas paredes de piedra y mimetizarse con ellas cuando se paran. 

También veo el camino del que no había noticias en los mapas pero que evidentemente está ahí y parece que baja hacia la zona donde tengo el coche. Todo sea que una vez abajo no haya salida y me toque volver a subir y perder más tiempo todavía, pero de todos modos lo voy a intentar pues parece una bajada rapidísima, además cuando he aparcado antes he visto que el camino continuaba subiendo y espero que sea el mismo, voy a verlo. Sigo pedaleando bajo los torreones de piedra y poco después llego al desvío a la izquierda que me lleva junto al camino que desciende con el barranco de la Barchesa a la izquierda. La flechita del GPS me dice donde estoy pero sin seguir ningún camino, la bici dice lo contrario y baja endiablada levantando surcos de tierra rojiza y metiéndose en ocasiones en trampas de arena que desestabilizan y frenan el avance. Curvas de herradura en la primera parte de la bajada y luego curveos rápidos y más suaves conforme me voy acercando al fondo del barranco. Los chopos ya empiezan a estar por encima de mí y el camino sigue, esto me lleva a pensar que más pronto que tarde veré el área de recreo donde he aparcado y por fin podré comer y descansar después de la dura ruta.  

Llego al coche por fin con la alegría de no tener que remontar esta bonita bajada que me he marcado para terminar la ruta, apagar el GPS y no poder volver a encenderlo será todo una, por lo que la ruta colgada en wikiloc es una ruta dibujada sobre el mapa, por lo que los datos no son del todo fiables aunque sí orientativos, la ruta es la real realizada por mí.



Track de la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=7728499