miércoles, 30 de marzo de 2011

Riba Roja-Muela de Pota

¿Quién me ha robado el mes de marzo? Podría ser un buen resumen del mes que acaba. Entre unas cosas y otras me he pasado casi todo el mes en blanco, que si una lumbalgia, que si comidas familiares, y sobre todo el pacto que teníamos con el maligno sobre el tiempo que lo rompió de forma unilateral, eso me pillo de lleno dos semanas, hasta que se restableció la calma. Pero al final he terminado el mes como me gusta… encima de la bicicleta. Y claro, el último miércoles me he marcado una rutita nueva. No ha sido nada espectacular, podría decir incluso que casi todo el camino era conocido, tan solo algún tramo aquí y allá nuevo, pero algunos de estos tramos hacía mucho tiempo que no los rodaba. Pero sobre todo el colofón de la ruta si que ha sido espectacular. Vamos a ello.

Remonto desde casa hasta el paseo de la antigua vía del tren, polideportivo y allí giro a la izquierda hasta la rotonda de la carretera. Cruzo y el camino de enfrente a la derecha. Esto me deja en el camino de Porxinos. Toda la zona de naranjos regala un aroma dulzón, una mezcla de hojas y naranjas en descomposición, de madera húmeda y cortada que evoca imágenes de la preparación de la paella… ya casi huelo también el aceite caliente, la carne dorándose antes de añadir las verduras… si sigo pensando en esto a las 9 de la mañana mal vamos. Ahora que ya se nos ha hecho la boca agua seguimos pedaleando esquivando algunos charcos tozudos que se niegan a secarse. Llego a la autopista biker en que han convertido el camino de Cheste.
Esta obra sin pies ni cabeza que no lleva, ni viene, de ninguna parte. Algún día lo entenderé, o no, como lo de la piscina cubierta de Riba Roja. Después me desvío a la izquierda hacia Loriguilla. Llego a la parte alta del camino y cojo un caminito que lleva a los chalets que hay allí; parece que el camino se muere, pero continúa en un tramo semiabandonado de bajada. La vegetación crece en los márgenes sin control y el escaso transito del camino invita a las ramas a ir adentrándose en la vertical del camino. Es una bajada un tanto técnica pues las piedras sueltas y otras que adoquinan el piso no permiten lanzarse y hay que tocar el freno con delicadeza. Al final de este camino a la izquierda para salir al camino de Loriguilla. De allí a la vía del tren que cruzaré por la masía de Mompo. Ya en la carretera nueva llego hasta la rotonda y allí a la izquierda, paso junto a la empresa de graficas y llego hasta el barranco del Poyo.
Siempre sorprende lo ancho que es este barranco que llega seco hasta aquí en condiciones normales, aunque un poco más arriba en su cauce sí que lleva agua, aunque las últimas veces que pasé por él, allá por Cheste, no venía muy clara y con buen olor. El lecho seco en este punto solo deja ver los cantos rodados por los que tendré que cruzar. Al otro lado subo a la derecha y enseguida a la izquierda. Tenía marcado un camino asfaltado que llega hasta la misma urbanización... pero este camino esta inundado justo en el centro. No se si por las lluvias o que, el caso es que no tengo ganas de mojar las ruedas y hacer un barrizal con la tierra de después, así que me meto por un pseudo camino justo antes de este y junto a una valla metálica. Llego a la urbanización, la cruzo y vuelvo hasta la orilla del barranco. Luego a la izquierda y comienzo a acercarme a la A-3. Junto al hotel La Carreta me incorporo a la vía de servicio y ya veo el puente por el que cruzaré la autovía. Ya sabéis que no soy muy amigo de las carreteras, pero aquí no hay más remedio, además es un tramo poco transitado, vamos, que esta salida que es la del circuito no suele ser muy transitada a menos que vayas al circuito en días de carreras, y además cuenta con un buen arcén que da algo más de seguridad. Cruzo y me voy a la izquierda, volveré por la derecha. En la rotonda me salgo de la vía de servicio a la derecha para entrar en la urbanización El Carambolo. Primera calle a la derecha hasta el final, izquierda con el final de la calle y a la derecha en el cruce, otro cruce enseguida y este a la izquierda, a la vuelta giraré aquí a la izquierda, lo que sería seguir recto ahora. Menudo trabalenguas de giros y regiros. Voy junto a naranjos, viendo mi objetivo a la derecha por encima de los árboles.
Este mismo camino cruza un barranco, imagino que con fuertes lluvias este tramo quedará inutilizado por el paso del agua, es la acequia de la cañada de Murre. Solo unos metros después de cruzar llegamos a la carreterita donde muere este camino, junto a una casa con unos inmensos pinos. A la derecha y a repetir un tramo de camino conocido. Antes me acerco hasta las Ventas de Miralcampo. La antigua casona mantiene en pie solo unos gastados muros de piedras viejas, viejas como el tiempo, viejas como las historias que habrán contado y como las que tendrían que contar, junto al calido hogar en invierno o junto a la sombra del patio de las encaladas paredes en verano.
Viejas historias que ya no oiremos, que cada vez están más cerca de desaparecer completamente. Por si el momento está cercano inmortalizo los muros en un instante digital, frío e impersonal. Ahora sí continúo la marcha. Después paso junto a la inmensa balsa de riego que se levanta a mi izquierda. Poco después el camino de la derecha que cogimos la otra vez lo abandono y sigo a la izquierda. Voy en busca del camino de subida. Imagino que por este lado no tendré más suerte que por el otro. Recuerdo que había puertas de valla metálica que cerraban los caminos que se internaban en los interminables campos de naranjos. La diferencia es que, según el mapa, el camino de subida al V.G. está por este lado. Junto a la finca Los Olivos continúo recto.
El primer camino está cerrado, sigo la cerca hacia adelante. La segunda puerta esta ¡abierta! pero el candado colgado del cierre me pone alerta, ¿y si se van y me quedo dentro? continúo en busca de una abertura en la valla que me pueda sacar de allí si pasa eso. Retrocedo hasta la puerta. Inicio la subida con precaución, no por la dureza, que la tiene, es un repecho importante que sube hasta los 263 metros de altitud, sino por si encuentro a alguien. Hay unos coches aparcados y voy buscando alguien a quien preguntarle si puedo subir y sobre todo, si podré salir después. No veo a nadie pero oigo voces más arriba. Allá voy, plato pequeño y piñón grande, cadencia y alegría en la pedalada, el manillar girando a un lado y otro esquivando ramitas y sobre todo naranjas que invaden el suelo, que parecen brotar de él de tantas que hay. Llego junto a un chalet y giro a la izquierda, luego otra vez izquierda y todo para arriba. Allí encuentro a unos jornaleros recogiendo la naranja tardía de esta plantación, me confirman que podré salir de allí hasta por la tarde. La rampa no es nada descomunal pero sí que exige su cuota de esfuerzo. Se lo doy con alegría pues las vistas mejoran a cada pedalada. En la cara sur tengo vistas directamente sobre el campo de golf, ahora con perspectiva, ahora veo el porqué de la valla, de la doble valla que separa dos mundos, mundos que cada cual trata de mantener al margen del otro sector.
Parece el camino fronterizo que separa dos tierras bien distintas. Los verdes y húmedos prados de la abundancia, golf, chalets y urbanizaciones privadas y los terrenos de labranza, del trabajo y sudor, del reseco polvo al sol y del cortante frío del invierno. Yo me he quedado en este lado. Entre otras cosas porque la valla me lo impedía. Llego arriba y veo delante mío una torre. Parece una torre vigía. Hacia adelante el camino llega hasta el punto geodésico.
El blanco pilar con base cuadrada y el muñón redondo. El horizonte este despejado entre la línea de naranjos para poder hacer las medidas oportunas. Tras las fotos continúo hacia delante y llego hasta una cerrada curva de herradura a la izquierda, y allí unas vistas maravillosas. Un balcón abierto al este, al mar, a la Valencia metropolitana.
Un banco, una palmera, una sombra y el horizonte como límite. A la derecha Perentxiza se alza limitando la vista hacia el sur aunque deja ver la albufera a sus pies. Y justo a mi derecha, por detrás de Perentxiza, El Bosque. La urbanización va poco a poco colonizando la montaña; de bosque ya casi solo le queda el nombre. En el valle el campo de golf.
Precioso, verde, cerrado. La valla lo delimita por el camino que lleva hasta allí. Necesitas un pase vip, un salvoconducto, o la llave de todas las puertas para poder pasar, esa llave de papel morado de la que hemos oído hablar pero que pocos hemos visto. Los adosados, aquí, también esperan a ser vendidos, la crisis ha dejado cadáveres en forma de hormigón, cemento blanquecino como huesos. Todo remontará y entonces volveremos a creer que somos Dioses. Volveremos a ser Dioses y a actuar como Dioses, a creer que nuestro bienestar no tiene que tener límite, que cualquier precio es poco por obtenerlo, volveremos a hacer girar la rueda que nos traerá al mismo sitio.

Ahora la rueda que hago girar es la de la bici para aparcarla mientras almuerzo en este privilegiado escenario. El ruido del tráfico en la A-3 se oye como un soniquete monótono y apagado, no es molesto a esta distancia pero tampoco deja de estar ahí.
El AVE se aproxima a velocidad vertiginosa, Tan rápido que apenas me da tiempo a cazarlo. No deja de ser curioso que estas dos infraestructuras que nos acercan a todos sitios, nos separen, a su vez, de los lugares más cercanos, que sirvan de barreras para los caminos tradicionales que toda la vida se han utilizado por la zona. Ahora los rodeos para cruzarlas son interminables, y en la mayoría de los casos no puedes escapar de meterte en carretera. Con las fuerzas repuestas me pongo en marcha continuando el camino, saliéndome del track marcado para rodear por completo la muela. Intentaré salir por las puertas del lado norte.
Pero como me temía están cerradas, después de preguntar en la masía me dicen que tengo que salir por donde he entrado, y me confirman que de no ser por la recogida de las naranjas estaría cerrado. Ya fuera de la finca desando el camino por el que he venido y llego a aquel cruce cerca del Carambolo. Ahora a la izquierda y me adentro en la urbanización Olimar. Llego hasta el acceso de la A-3. Hay allí un puesto de control de entrada, una garita con un vigilante que me mira receloso. Vuelvo por la vía de servicio hasta el puente sobre el AVE y la A-3, continúo recto dirección al circuito. Me salgo de la carretera por un camino paralelo. Tierra, piedras, arena y polvo. Baches y camino de tierra libre de asfalto, ya lo echaba de menos.
Un gran Catxirulo o refugio en piedra seca da la bienvenida a quienes se acercan al circuito Ricardo Tormo. Una muestra de arquitectura rural que el ayuntamiento de Cheste da valor de patrimonio cultural en todo el municipio. Lastima que no esté algo más limpio y no lleno de basura y escombros. Algunos coches quemando rueda y gasolina en el interior llenan el ambiente muchísimos Km. a la redonda con su estruendo. Parecen Ferraris de calle, alguien que no olvidará la experiencia de conducir estas máquinas está haciendo inolvidable esta mañana para los que viven en las proximidades del circuito. Continúo hasta cruzar otra vez el barranco del Poyo. En la carretera a la derecha. Por esta carretera llegaría al P.I. de Loriguilla, pero me desviaré a la izquierda justo en el desvío para subir al Cabezo Redondo. Me bajo de la bici para cruzar la vía, el camino de la izquierda se interna en el barranco y tras cruzarlo llegaría a La Masía de Pozalet, pero en lugar de eso sigo paralelo a la vía y retorno hacia Loriguilla, paso junto a la Serretilla y llego al lugar donde crucé la vía hace unas horas, como voy muy bien de tiempo decido llegar hasta la ermita de San Juan en Loriguilla y llegar hasta la base de la Muntanyeta.
Desde allí por el camino de las canteras hasta el P.I. de Riba Roja donde a la Zesty le espera un buen baño de agua a presión que bien se ha ganado. No da para mucho más la ruta de hoy. Tan solo destacar que el camino es mucho más tranquilo de lo que parece en la crónica a la vista de tanta urbanización y carretera. En cualquier caso, como se trata de una atalaya que permanece cerrada, serán pocas las incursiones en esta zona, pero me ha servido de avanzadilla para el asalto del V.G. de Mira Valencia y quizá de una ruta hasta Buñol. Ya iremos viendo.



 
TRACK DE LA RUTA: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1576771



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