La ruta de hoy me llevaba hasta Casas del Rio, una aldea
perteneciente a Requena a orillas del río Cabriel. Un largo trayecto
neutralizado en coche desde casa hasta el punto de inicio de la ruta. Esta vez
me acompaña Teba que se entretendrá en las cercanías del área de recreo que da
para un buen día de plácido relax junto al río.
Así que de inicio, la ruta me pone en la retina la imagen
más llamativa de esta ruta. No es que ya se pueda dar por concluida la ruta,
que va, esta va a darme algunas sorpresas y no todas agradables, pero de entrada esto promete.
Cruzo el río y
paso junto a la espectacular noria que sigue en funcionamiento desde el siglo
XVIII y que es la única en toda la Comunidad Valenciana que continúa girando
como antaño.
A un lado del puente la noria y al otro el azud que la alimenta
enterrado bajo toneladas de agua vertiginosa y salvaje, un caudal muy
considerable el que trae el río Cabriel. Comienzo a remontarlo con la memoria
puesta en aquella colosal ruta que nos marcamos todo el grupo juntos por las
Hoces del Cabriel, una ruta que no salió como estaba prevista pero que nos
marcó a fuego imágenes inolvidables: http://rodaipedal.blogspot.com.es/2008/11/ruta-de-la-hoz-del-cabriel.html
Tan solo un minuto después de ponerme en marcha la primera
sorpresa agradable de la jornada, una pequeña ermita junto al río y junto a las
casas de la noria, que así se llama esta imponente finca.
Tras la foto de rigor
el camino sigue pegado al río y la inmensa arboleda hace las veces de palio
para ocultarme del sol que ahora, muy oblicuo, aún no consigue darme de lleno,
tiempo tendrá cuando llegue a una posición más dominante en el cielo. A mi
derecha las montañas se van sucediendo y la pinada con ellas. Al otro lado del
río paredes de piedra dejan ver taludes y cornisas de piedra que me recrean la
vista. y el río, bañado de vida, que lo llena todo.
El inicio es espectacular. Ya he visto y seguiré viendo las dichosas señales
de la Generalitat puestas a voleo en mitad del camino sin indicar nada, la
primera que merecerá la pena por su ubicación es la situada junto al barranco
del Betún en la que indica el camino principal que es el que llevo, algo es
algo. Tras esto el susto del día: dentro de la cañada un ruido de un gran
animal moviéndose en él, eso debe ser un ciervo o un jabalí, a ver si le hago
una foto… pero conforme estoy sacando la cámara y acercándome a la fuente del
ruido un gruñido me hace poner pies en polvorosa, ni foto ni leches ni segunda
advertencia, adiós. Sigo camino y comienzo a ver las rejas de los cotos de caza
que tan malos recuerdos me traen, no es la primera vez que estos malditos
enrejados me cortan el paso por algún camino, no sé si realmente tienen derecho
o no a cortar los caminos y se saltan a la torera lo de la servidumbre de paso,
pero aún con su derecho intacto no deja de molestarme que haya un camino y no
pueda utilizarlo. El camino continúa y más adelante encuentro una puerta
canadiense, abierta pero con los tornos a los lados, por lo que no sé si alguna
vez la cerraran, no creo ya que está el cartel de la Generalitat indicando el
camino hasta Casas de Caballero.
Llego hasta las casas y al dejarlas atrás
comienza el asfalto; una bajadita que me deja a los pies de la brutal subida
que encontraré a partir de aquí. La primera rampa esboza una pequeña y única
pincelada de lo que son los cuchillos del Cabriel unos Km. más allá.
Y con ese
recuerdo en la mente, de la ruta que hicimos por la zona, inicio la subida con una última mirada, aún sin saberlo a la ribera del río y su expléndida arboleda.
El
track me dice que salga a la izquierda donde una cadena corta el paso a los
coches pero deja un estrecho paso a la izquierda por el que me adentro en un
camino bastante deteriorado. Este lo he quitado del track ya que llega a una
puerta de otro coto y no hay más remedio que volver a esta carretera. Sigo
subiendo, viendo como con cada pedalada me voy alejando más y más del camino
marcado junto al río.
La subida no ha acabado todavía y va abriendo bonitas
vistas sobre las montañas que preceden el valle del río, del que cada vez me alejo más. Llego hasta otra
puerta en la carretera, también abierta. Tras pasarla tomo el camino a la
izquierda que bordea el coto y voy siguiendo por intuición la ruta a seguir
para acercarme otra vez al track marcado. El problema es que ante mí se abre un
barranco y parece que ningún camino lo atraviesa, por lo que si pretendo seguir
la ruta tendré que rodearlo, exponiéndome a encontrarme en cualquier momento
con más caminos cerrados, o bien llegar hasta la N-322 para llegar a Villatoya
que era el lugar por donde pretendía cruzar el río y volver por el otro lado al
punto de inicio. Viendo la hora que es y los posibles inconvenientes decido que
puestos a dar rodeos los daré ya de vuelta y así voy buscando caminos que me
lleven hacia el este, como mucho hasta la carretera que bajaba esta mañana y
que tanto me ha gustado, con sus curvas y su desnivel de bajada. Busco en el
mapa un camino que, haciendo más o menos un cuadrado, me lleve hasta el camino
del río.
Este pasa primero por una aldea abandonada, Los Sardineros. En este
punto ya giro hacia el este y comienzo una bajada que se hará más pronunciada
junto a la rambla Caballero o Albosa, que es la que estoy a punto de bajar.
Una
locura de bajada con un desnivel brutal que tendré que subir al otro lado. Al
fondo encuentro el vado de cemento sobre las aguas rápidas aunque poco
profundas hoy. La subida pone muchos enteros de porcentaje que se agarran a las
piernas nada más cruzar la rambla. No tengo nada más que poner al servicio de
la subida y afronto esta con la calma que deja una subida que necesitará de
toda la fuerza y paciencia del mundo. Dejo atrás el depósito contra incendios
de Casas del Doctor y sigo subiendo las últimas rampas de esta subida.
Al poco
de llanear llego a las mencionadas casas del Doctor, que parece un abandonado
centro forestal o algo al estilo de Las Moratillas, el caso es que la gran casa
que hay está cerrada y con prisa por estropearse si no se le empieza a hacer
algún mantenimiento. La gran explanada junto a la casa tampoco permite mucha visión
ya que la altura de este altiplano no es mayor que las extensiones que lo
rodean y no hay demasiada visibilidad. Sigo el camino principal que sigue
transitando por el bosque y voy rodeando el cerro del Asno donde se ubica una
caseta de vigilancia forestal así como un V.G. Descarto el camino que poco
después tomaré y sigo subiendo siempre con la vista puesta en la cima que
quiero conquistar. La última parte tiene un par de rampas muy apañaditas y
exprimen mis fuerzas.
Aquí arriba las vistas si son portentosas, pero me
encuentro desubicado en un terreno en que la cumbre conocida más cercana es el
Montote a casi 20Km. A similar distancia distingo las fumarolas de la central
nuclear de Cofrentes. Completamente hacia el sur veo el camino de Periquete que
debo tomar hacia el río. El valle del Cabriel queda empequeñecido ante la
inmensidad del paisaje y apenas logro atisbar su recorrido entre las montañas
imaginando su increíble recorrido para formar esta maravilla natural. Me prepara
para partir, “reseteo” mi brújula interna para seguir echando un pulso con el
GPS al que trato de adelantarme en la elección de los caminos, pero al que
finalmente siempre acabo obedeciendo en caso de discrepancias, que son muchas
debido a los muchos caminos que surgen a partir del camino que voy siguiendo. Sigo
atravesando una increíble pinada en la que algunos trabajos desbrozan los
límites del camino ensanchando este a modo de cortafuego.
Pronto comenzaré otra
rápida bajada que me brindará un excepcional balcón sobre este maravilloso
paisaje para deleitarme un momento en su contemplación antes de seguir con la
bajada, que me deja en una explanada junto a las casas de Ciscar, otra gran
casona que veo al otro lado del inmenso espacio que hay aquí y que parece
preparado para el cultivo. Giro a la derecha por un camino casi desdibujado en
comparación con el que se dirige a la casa. El camino pronto se acerca a la
rambla de las Salinas que poco antes se ha unido con la del Betún y que pocos
metros después se unirá a la del Hornillo, se crea aquí un vado que trae un
poco de agua y que la vegetación que crece dentro complica cruzar.
Tengo que
hacer algo de ingeniería para improvisar un puente apoyando unas ramas aquí,
cruzando otras por encima, y una piedra allá para al final casi acabar dentro
de la corriente. Ni sería la primera vez que me meto en el río ni sería un
drama, pero si puedo evitarlo… tras esto sigo bajando con el barranco a mi
izquierda y el bosque como techo.
Llego al cañaveral donde esta mañana oía
aquel gruñido y otro vado inundado me obliga a hacer esta vez no ingeniería
pero sí equilibrismo, para salvar el agua y salir de aquí lo antes posible no
sea que vuelva el bicho.
Ya sobre el camino conocido junto al Cabriel giro a la
izquierda y deshago lo que con tanta ilusión emprendía esta mañana. Al final no
ha salido la ruta que tenía prevista y que recorría los caminos junto al río, llegando
hasta Villatoya y regresando por la ribera sur del río, pero pensándolo bien he
tenido mi dosis de río y mi buena parte de montañas, muchas emociones y un
paisaje soberbio, así que no tengo motivo de queja y si el privilegio de haber
recorrido este maravilloso paisaje del parque de las Hoces del Cabriel.
Track de la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=7244206
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