Este
es el pequeño resumen de las 18 rutas que han conformado el año pedaleado
cuando la meteorología, las fuerzas, el estado de ánimo, la pereza,… y las
lesiones, lo han permitido.
No
suelo hacer en este blog un repaso del año, eso siempre queda para el blog de
Roda i Pedal: http://rodaipedal.blogspot.com.es/
Pero este año ha sido un año atípico. Un año difícil y extraño.
Un año lleno de complicaciones y problemas que al final han acabado por
explotarme en la cara… y del que me será difícil recuperarme; es imposible
borrar los errores cometidos y complicado cambiar convicciones arraigadas por
mucho tiempo. Pero con esfuerzo y el apoyo de todos ahí estoy luchando con una última semana del año digna de recuerdo.
Como
siempre ahí ha estado la Zesty para ayudarme a superar los problemas cotidianos
a base de exprimirme en subidas que conseguían vaciarme tanto física como mentalmente,
y encontrar por momentos instantes de tranquilidad en esta cabeza mía que
funciona con vida propia, mirando el aspecto más oscuro de los acontecimientos
que se presentan en la vida.
Esta máquina que me ha permitido encontrar
rincones de espectacular belleza o de paz y soledad que me han permitido
desconectar y recargar.
Y
así he entrado a un túnel al que no quería entrar para no ver la devastación
del presente, más tierra quemada.
Me
he perdido el amanecer porque las sombras no me dejaban ver la luz.
He
mezclado las inseguridades del pasado con el miedo al futuro.
He
sido devorado por fantasías y he hecho castillos de arena para acabar rezando a
ese dios que no existe.
He
querido perderme en mi palacio al final del camino.
También
he intentado perderme en mi isla desierta por ser incapaz de ver los brotes
verdes.
Me he forzado a mostrarme la belleza que no podía ver.
No
he encontrado faro que me llevara al puente para salvar la corriente.
Ni
tren que “trazara la frontera entre siempre y jamás”.
He
sido un cabeza dura obsesionado en mis cosas como un burro en un molino atravesando
desiertos de arena.
Hasta
casi ahogarme en este valle de lágrimas.
Mi
camino siempre en subida hasta el borde del precipicio.
Mi
bastión en lo alto de la montaña, a veces inaccesible para los demás, aislado.
Y
he deseado, más que nada… volar.
Con
algunas imágenes más, de las miles de fotos cosechadas a lo largo del año.
Con los 998Km. de rutas y sus 18681 metros de desnivel positivo.