Hoy volvía a emprender otro reto
sobre la bici, otra aventura por esos caminos que poco a poco voy recorriendo y
que tantas y gratas sorpresas ofrecen. Curiosamente hoy no ha habido sorpresas,
no al menos grandes sorpresas y sin embargo llego a casa con la sensación de un
mundo descubierto, eso y los más de 85Km. recorridos que quieras o no pesan en
las piernas.
Tenía preparada una ruta para
recorrer parte del canal de Forata. En la anterior ruta: http://bikepedalvalencia.blogspot.com.es/2014/01/montserrat-montroy-turis-lacarencia.html
ya recorrí algunos Km. del mismo, hoy
tocaba una parte más grande de este canal, y ya hay otra ruta preparada para
recorrer la parte inicial, desde el embalse hasta poco más o menos donde hoy lo
he dejado allá en Alborache, pero de eso ya hablaremos en su momento. Ahora,
sin la compañía del grandote tengo complicados los desplazamientos con la bici
y hasta que me decida por un porta bicis u otro (y que sea compatible con el
Ibiza) tengo que ir haciendo rutas desde casa, aunque en febrero entre la lluvia
y el viento me han tumbado algunas salida, también ha habido algo de pereza y
querer esperar a tener los días más largos, sobre todo por aquello de la gran
distancia a recorrer y tener así un poco de margen para volver de día. Pero
vamos a lo que vamos que me estoy enrollando mucho.
A las 8.15 me pongo a pedalear,
el cielo despejado y sin viento de momento. El inicio me lleva hasta el
barranco del Poyo que cruzaré por debajo del antiguo puente de la A3 en La
Reva, hasta allí no voy siguiendo a rajatabla el track ya que me dejo guiar por
las sensaciones, una cosa es el track dibujado sobre el mapa y otro el que sigo
en estos sitios tan conocidos y que no me plantean dificultad. Salgo de la
claustrofóbica sombra del túnel y llego a la vía del AVE, giro a la derecha y
la acompaño hasta cruzar la carretera de Godelleta, luego el siguiente camino a
la izquierda me deja frente a la masía de Aldamar. Saco la cámara para la foto
de rigor y me llevo la desagradable sorpresa de que la batería está bajo
mínimos, a pesar de haberla cargado esta noche. Ya estamos sin cámara para el
resto del día, hoy tocará vivir las imágenes con el tacto y sumergirme en los
paisajes más que nunca, dejando las pilas para las fotos imprescidibles. Sigo adelante cambiando de caminos a izquierda y
derecha y llego hasta las ventas de Miralcampo. Tras rodearlas el camino vuelve
a su zigzag sorteando barrancos y el campo de golf de la urbanización El
Bosque. Me interno en un pinar y el camino se hace senda y esta se empina hasta
hacerme bajar de la bici para remontar una rampa imposible, luego continúa
hasta arriba de la loma dejándome ver un camino que viene por mi izquierda y
que tal vez no tenga tanta pendiente. Ahora la senda toma una bonita inclinación
que me hace volar con las ramas de los árboles pasando muy cerca de mi cara y
dando mucha sensación de velocidad. Al final salgo a la carretera junto a la
entrada a la urbanización. Tomo la carretera por unos metros para, tras la
curva, girar a la izquierda y entrar en zona conocida hasta acercarme al vado
del barranco del Gallec, trae poco agua y podría pasarlo pero prefiero bajar de
la bici y pasar por encima de las piedras, luego la senda me lleva hasta la
curva de inicio de la subida a Perenchiza. Giro a la derecha y vuelvo hacia la
carretera, pero antes de llegar giro a la izquierda en la segunda calle y voy
hasta el final, tras la calle la pinada y una senda que la cruza, la sigo para
aparecer al otro lado en una calle asfaltada. Esta zona ya la conozco de la
ruta: http://bikepedalvalencia.blogspot.com.es/2012/05/riba-roja-cortixeles-arquets-de-baix.html
izquierda y paso frente a la casa castillo. Poco después la pinada, hoy tomo un
sendero que se adentra a la derecha antes de cruzar el puente sobre el
barranco. En la anterior ruta seguí recto para tomar el camino tras el puente y
recorrer la misma pinada. Al final salgo al mismo cruce, la diferencia es que
por donde voy hoy el barranco lo cruzo por el vado y con agua. Llego otra vez a
otro enjambre de caminos, izquierda derecha, izquierda derecha y así un montón
de veces, hasta que a mi izquierda, y en un tramo de bajada, veo la torre de la
iglesia de Corticheles. Enseguida al frente y entre las lomas y los árboles
veré la torre de Calabarra. Hay actividad en los campos de naranjos, no así en
las viñas que muestran diferentes estados de cuidado, unas ya han sido podadas
y otras no, presentando un estado que parece casi de abandono. Llego a la
carretera la cruzo y me meto por un pseudo camino aplanado sobre el labrado de
un campo que se está plantando. El barranco de las Cabezas a mi izquierda lo
cruzaré un poco más adelante por un puente donde se juntan 3 caminos. Ya al
otro lado a la izquierda Calabarra, giro a la derecha y me dirijo hacia el
oeste entre un mar de naranjos que deben ser una delicia en primavera con la
floración y el olor a azahar del ambiente. Vuelvo en busca del barranco que volveré
a cruzar y al que acompañaré hasta encontrar una rampa que me deja junto al
canal. Divisado el objetivo de hoy intentaré seguirlo siempre que haya camino.
Encuentro un canal reseco igual que en la anterior ruta, parece que hace tiempo
que no circula agua por él. A su alrededor un paisaje transformado en regadío
en el que aún perduran cultivos de secano como los almendros que ofrecen su
preciosa postal de floración. También encontraré a lo largo del camino
melocotoneros en flor, estos ya con algunas hojas verdes en las ramas junto a
las flores y que acaban de dar un precioso contrapunto de color. También iré
pasando por diferentes acueductos que salvan los barrancos y valles hasta
llegar a Turis. Poco antes dejo el camino del canal; este desaparece bajo tierra
para salvar a su manera la carretera, más tarde se perderá hasta pasado el
pueblo. En este tramo salvo la CV-50 por un paso inferior, luego a la derecha y
sigo el camino que me adentrará en el pueblo con otro tramo visible del canal
que aquí sí lleva agua.
Desde aquí tengo una impresionante vista del pueblo con
la sierra del Ave al fondo. Paso junto al cementerio, cruzo la carretera de
Chiva y voy paralelo a la de Alborache. Luego dejo el asfalto y retorno a los
caminos que pronto me dejan otra vez junto al canal.
Remonto el agua, sigo las
flores y los paisajes, las lejanas montañas y los restos de castillos y
torreones, la labor en los campos y el sabor de la tierra en la boca y los
ojos. Un día típicamente de fallas, es la 5ª estación aquí en Valencia, con un
clima propio solo para estos días en el que el calor quiere acabar de
instalarse pero aún debe de luchar contra el viento, y también contra alguna pequeña
tormenta, para ganar su sitio e
imponerse definitivamente hasta la llegada del verano. El final del canal me
deja junto a una vieja cantera. La roja tierra asoma en girones y deja ver
vetas de arcilla más blanca. El fondo de la mina debería tener una balsa de
agua pero está seca y con los carrizos ondeando sus sedosas banderas al viento.
Rodeo la balsa y tomo un camino asfaltado que en pronunciada y rápida bajada me
deja junto a un viejo puente junto a la carretera. La cruzo para bajar hasta el
río por el camino que hay justo al frente. Sigo bajando y la barrera visual que
forman los árboles de ribera me oculta la otra orilla, incluso esta. El camino
al fin se torna senda y esta se adentra en la arboleda y los arbustos que
crecen y se enredan bañados por las grises aguas del río.
La senda es una
preciosidad y se acerca al río empujada por la pared de la montaña.
En un
momento dado una acequia vierte sus aguas a la senda y no deja otra opción más
que transitar por el agua. La senda sigue siendo tan plana como antes y sigue
sin presentar ninguna dificultad añadida, solo que en algún punto es tan
profunda que no hay más remedio que meter un pie en el agua para poder pedalear
y así mantener el otro seco. El contacto con el agua no es tan frío como
esperaba pero la sensación de calor que noto después es lo que no me esperaba y
resulta reconfortante. Salgo del camino acuático junto al puente sobre el río.
Giro a la derecha cruzándolo y subo hacia el pueblo. Ya va siendo hora de comer
algo y me decido a acercarme a la fuente del Rincón que está señalada a 10
minutos andando. No es un paraje que esté acondicionado ni nada, pero al menos
en soledad y en medio de la naturaleza será mejor que meterme dentro del
pueblo. Allí intento secar al sol mi calcetín pero es en vano, no hace
suficiente sol para ello, pero al menos el descanso me sienta bien tras casi
50Km. de pedaleo.
Tras el bocata me acerco al pueblo pasando bajo el acueducto
nº 4 que es, con diferencia, el más grande que he visto hoy, y será el punto
final a mi recorrido junto al canal de Forata hasta la ruta que me lleve desde
aquí hasta la misma presa, pero eso será, si es, más adelante. Una vez en el
pueblo, al que entro junto a la fuente de la agricultura, giro a la izquierda
para llegar al parque de la fuente de San Jaime. La cascada sigue seca igual
que la otra vez que vine por aquí: http://bikepedalvalencia.blogspot.com.es/2013/03/bunol-alborachemolinosycuevas.html Retrocedo hasta la carretera, derecha y
cruzo el puente sobre el río Buñol y tengo una bonita vista desde el otro lado.
Sigo por la carretera en subida y tras la curva un camino a la izquierda, este
me lleva junto a un corral con la misma vista de antes pero con más altitud y
mejor panorámica. Luego el camino se adentra en la montaña junto a barrancos
que han erosionado la tierra arcillosa junto a otra antigua explotación minera.
Lo que creía un suave ascenso no lo es tanto y me pone un punto de esfuerzo más
de lo esperado, aunque sin mayor dificultad. A mi izquierda la montaña de las
antenas de Buñol. Llego a la carretera, derecha e inmediatamente izquierda por
un camino que baja hacia Chiva junto a la masía Ferragón. Cruzo la A3 por un
paso inferior y remonto la cuesta por el camino paralelo. Toca bajar para
volver a cruzar la autovía y buscar un camino paralelo entre la autovía y la
vía del Ave. Desde aquí ya estoy en terreno conocido que he transitado alguna
vez en una u otra ruta.
Así llego a la masía del Riuet que tan lejos de casa me
pareció la primera vez que vine por aquí. Ahora ya la sitúo cerca del P. I. de Cheste. Desde el polígono cruzo
la carretera de Cheste y me adentro en un camino al frente que bordea la
montaña donde se asienta el complejo educativo, lo que era la antigua
universidad laboral. En el camino encuentro el esqueleto arquitectónico de dos
grandes obras sin acabar y que poco a poco se van acercando a la ruina azuzadas
por el vandalismo y el pillaje. El viento en contra me frena en lo que sería
una bajada rápida, sin mucha pendiente a favor pero que da alas en pos de una
pronta llegada a casa. Así llego hasta el barranco del Poyo, cruzo bajo el
puente del ferrocarril y subo a la carretera de Loriguilla que seguiré durante
casi un Km. hasta tomar el camino de la izquierda que me lleva a la zona que
denominamos “los Toboganes”. Aquella bajada que tanta adrenalina nos ponía en
el cuerpo y que algún que otro susto nos dio al ver que éramos incapaces de
frenar la bici dentro del camino, hoy es apenas una bajada rápida y divertida.
Cruzo la carretera de Horquera junto a la gravera y sigo por el camino de
Cheste viendo la parte sur de Les Rodanes y el frondoso bosque que se abraza
con los naranjos que cada vez crecen más en esta zona. Sigo dando pedales,
llego al desvío del campo de tiro pero sigo adelante. La “carretera a ninguna
parte” me espera de bajada, no la haré esperar más. En un momento estoy tomando
el desvío a la izquierda hacia Porxinos y poco después entrando al pueblo por
el polideportivo, repitiendo el mismo camino de entrada y salida. Antes de
terminar me acercaré a darle un bañito a la Zesty que ya se lo merece; en casa
la cervecita fresquita y una ducha calentita, que mejor contraste para terminar
un día de bici.
Track de la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6465715
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